La persona que nos refirió este episodio, nos dijo que lo sucedido fue verídico.
Este señor se llamaba Santiago Echevers.
En una ocasión Santiago iba caminando en la oscuridad de la noche, y por destino de la vida se encontró con una hermosa mujer a quién se le acercó para cortejarla y le pregunto; “¿Señorita, quiere que la acompañe?”; pero ella no le contesto y siguió su camino; y, por supuesto, el señor no se dio por vencido y la siguió por la calle él Progreso, y al llegar a la Loma de Belén se desvía por el antiguo matadero. El sigue sus pasos pero ya con recelos porque ella se iba acercando al cementerio; al ver esto el sale huyendo, entonces ella le dice con voz tenebrosa “!espérame que yo te voy acompañar!“. Santiago corre más a prisa para no ser alcanzado por aquella mujer misteriosa. Llegando a su casa, empujó la puerta y calló en medio de ella.
El compañero que vivía en la casa con él, Bacho Quintana, al escuchar el estropicio, se levantó y pregunto “¿Que pasa Santiago?”. Él no le contestaba, quedó sin habla; en ese momento Bacho miró por la rendija de la casa, y su sorpresa fue tan grande, cuando al mirar se encuentra con la silueta de una mujer, pero sus ojos rojos como llamas de fuego, quedando atónito, también cayó al suelo en medio de la casa; lo que vio no era una mujer, parecía el mismo diablo.