En tiempos pasados, muy recordados hoy día, cuando las personas viajaban a “La Capitana” ya eran atormentadas con las leyendas que contaban, de tantas apariciones en ese oscuro y solitario camino obligado. Siempre eran asustados con un ataúd que se encontraban en el camino, y lo atribuían a “cosas de brujas”.
Cierta vez, un señor que venía a oscuras de la capitana se encontró con un ataúd y cuatro velas encendidas. Se sorprendió, pero no se dio a la huida ni se asustó, sacó un puñal en cruz, que en esa época eran muy usados. Luego busco una rama de totumo y se sentó a un lado a esperar el alba de la mañana, pero cuando el gallo canto la primera vez, la mujer que estaba en el ataúd comenzó a moverse.
Allí estuvo el caminante hasta las cuatro de la madrugada, la mujer le imploraba “que por favor la dejara ir”. Fueron tantos los ruegos y suplicas, que el hombre la dejo seguir su camino, ya que el propicito era esperar que el día llegara. Después de haberle propinado una tremenda rejera, con la rama de totumo para que no lo volviera hacer.
Al día siguiente en el pueblo se comentaba por qué “equis mujer” se encontraba tan golpeada por todo su cuerpo, muchos le preguntaban que le había sucedido pero ella nunca quiso decir, no lograron sacarle nada.
Después de mucho tiempo, y tantas apariciones extrañas en ese camino, un señor de apellido MIRONES hiso una cruz en el lugar que hoy día le dicen “La Cruz de Peña Mirones”, la pueden ver camino a Puerto Coquira. En la actualidad este lugar resulta pesado para los que viajan en la noche.