María Cacheo la bruja de Pacora.

Pacora

María Cacheo la bruja e Pacora. 

 María Cacheo 1628 (Pacora), natural de Cacheo en los ríos de Guinea negra hora mujer de Domingo Cocol, vecina de Pacora, de más de 40 años.

 «fue testificada por 20 testigos, de gran fama y común opinión de bruja y haber hallado aparejos de tal, y que se transforma en pato, cabra y caimán, pavo y pava y ratón, y que con yerbas había muerto a Elenilla, hija suya, y comido otro hijo llamado Juanillo, y que lo de Juanillo lo había confesado ella propia, y que había llevado a un hombre por el aire para que se holgase(Pasar un tiempo, divertirse, recrearse) con ella y otras, y que como tal bruja hechicera había hecho mal y daño a diferentes personas y que la vieron chupar a su propio hijo. Y ella confesó que había querido matar en figura de caimán a un negro a quien lastimó, porque estaba enojada con él, y un testigo cómplice, bruja del mismo aquelarre (Reunión nocturna de brujos) la testificó de tal bruja y que la había visto hacer el reniego y entregarse al demonio y hacer todas las ceremonias arriba dichas y pagar su tributo llevando los cuerpos de personas que habían muerto y desenterrado a la junta, y que juntos habían ido a chupar y matar las personas que nombró. Fue testificada de otras muchas cosas y en la primera audiencia que con ella se tuvo, intérpretes el dicho padre y un negro de su lengua, comenzó a confesar que era tal bruja y el reniego que había hecho, apareciéndole el demonio antes de ir a la junta, y como lo adoró, con que la llevó a su aquelarre (Reunión nocturna de brujos). Y habiendo dicho que habría como cuatro años que hizo el dicho reniego y adoró al demonio como a su dios, y que iba a los dichos aquelarres los miércoles en la noche, y las ceremonias del demonio y lo que se hace en las juntas y que en ellas comían carne humana de blancos y negros y que la conocía carnalmente el diablo llamado Diego Folupo, que el demonio grande le dio por reunión nocturna de brujos con el demonio. Compañero, y como llevan los brujos la carne humana que comen y a los que manda el demonio matar matan, y como ésta la primera vez mató a un niño de dos años, mandándoselo el dicho demonio, y lo desenterró de sagrado y llevó a la junta, y para comerlo en compafla de dicho Diego Folupo, y las pelotillas de mal hacer que les daba el demonio cada miércoles asentó esta rea en que habría más de veinte y tres años que comenzó a ser bruja, y dijo el reniego segundo y solemne que hizo en las manos del demonio grande, y con qué ceremonias, que son las arriba dichas, como un mismo aquelarre, aunque dejo y añadió otras más, y dijo la segunda muerte que cometió con polvos de una de dichas pelotillas, y por mandado del demonio, y que hasta que la prendieron había llevado con cada luna un cuerpo de persona que mataba para que la comiesen, hasta que fue presa. Y habiendo dicho hasta seis muertes, puso por la séptima y octava dos hijos suyos, el uno llamado Juanillo, de edad de cuatro años, y la otra niña llamada Antonia, de edad de tres, y que habiéndolos enterrado los desenterró en compañía de su Diego Folupo, y llevó a la junta, adonde los ofreció al demonio grande, el cual le hizo mayor agasajo convidándola y dándole a beber en la misma calavera que él bebía, y quitándose un collar que él tenía puesto, se lo puso a esta rea. Y confesadas diez muertes, dijo como, porque se descuidó de llevar su tributo en una luna, mandó el demonio mayor al dicho Diego Folupo la azotase, el cual la azotó con unos bejucos en las nalgas dándole muchos azotes, de que le salió mucha sangre y quedó muy lastimada, por temor de lo cual puso más cuidado de allí adelante.

Y fue confesando hasta catorce muertes, y la postrera fue de una niña de hasta un año, chupándola por las narices, estando ésta transformada en paloma, a lo que a ella le parecía, todo lo cual hacía para agradar al dicho demonio, a quien adoró y reconoció por su dios, creyendo que ella poderoso para darle la gloria y salvar su alma, como se lo había prometido, lo cual todo lo que así hacía confesó sabía y entendía bien que era contra lo que le había enseñado como cristiana, no obstante lo cual vivía apartada de la dicha ley de los cristianos sin que hiciese caso de confesar sacramentalmente lo por ella así perpetrado. Y en las audiencias de adelante fue diciendo contra cómplices, y en una confesó como con los demás brujos y brujas comió de los dichos sus hijos humilló y Antonia, por complacer al demonio. Y a la tercera monición (Aviso o advertencia) y diciendo contra más cómplices, dijo contra si como se untaba para volar y le parecía iba unas veces en forma de gato, otra de pato y volvió a asentar en la creencia y pertinacia.

Y en otra audiencia dijo como había enseñado a ser brujos a marido y mujer que nombró y los llevó a ofrecer al demonio, adonde hicieron el reniego que ésta hizo con las mismas ceremonias, lo cual fue en el primer año que ésta comenzó a ser bruja, y enseñándoles a hacer el ungüento para volar, se untaban todos tres los brazos y muslos, pies y manos, y convertidos el dicho brujo en pavo y su mujer y ésta en figura de patos, fueron a chupar un mulatillo de edad de dos años, comenzando ésta a chuparle primero por las narices. Y luego lo dicho brujo por las orejas y la dicha otra bruja por el ombligo, echando cada uno la sangre que sacaba en una totumilla, la cual sangre llevaron todos tres por el aire, en las dichas figuras, a un bohío que estaba en el lugar de la junta, y allí lo echaron en una botija desbocada de donde después se sacaba, echando de ello en la chicha que bebían brujos y brujas. Y confesó que en la misma forma fue con los dichos marido y mujer a matar a otra mujer para pagar su tributo en el miércoles siguiente, Y que habiéndola enterrado, la desenterraron de sagrado y todos tres la llevaron a la junta a ofrecer al demonio, el cual agradeció a los dichos marido y mujer lo bien que le servían y dio a ésta las gracias de lo bien que los apadrinaba.

Y fue diciendo contra otros cómplices, y a la respuesta de la acusación y publicación fue mala confidente acerca de lo que deponían contra ella los testigos, y así, afirmándose en que había muerto los dichos dos su hijos y comido de ellos, negó haber muerto la tercera Elenilla, de que era acusada, y dijo como mató al dicho Juanillo, su hijo, con una mazamorra que le dio, echándole en ella, despolve rizados como azúcar, polvos de la pelotilla que el demonio le había dado.

Y habiéndosele hecho en su lugar todas las preguntas y repreguntas necesarias, y dando muestras de dolor y arrepentimiento, concluyó ésta su causa definitivamente. Y vista en consulta y consideradas las circunstancias de esta causa, su inhumanidad y sacrilegios, y haber sido maestra y mala confidente acerca de lo que los testigos deponían contra ella, aunque menos grave de lo de sus confesiones, se votó saliese la dicha María Cacheo en auto público de fe con insignias de bruja y hábito de reconciliada, y que en él oyese su sentencia y fuese admitida a reconciliación en forma, con confiscación de bienes, hábito y cárcel de dos años, y que la carcelería la guardase en el hospital de San Sebastián de esta ciudad sirviendo a los pobres de él, y otro día del auto le fuesen dados cien azotes por las calles públicas de esta ciudad, de la cual no pudiese salir por todos los días de su vida. Así se ejecutó.

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