Por aquel año la mayor población de Chepo era de aborígenes y esto entre todos pagaban un clericó para que le administrase los sacramentos. El establecimiento de Chepo tuvo desde el principio, la finalidad de enseñar a los originarios a vivir en comunidad en la vega del río, donde tomaban del agua y tenían los pobladores, sus sembrados de plátanos y sus sementeras de maíz. Fue Chepo el primer lugar del istmo de panamá en donde se estableció el sistema comunitario de vida con resultados, extraordinarios ya que al mismo tiempo que se logró alimentar a la comunidad aborigen se les enseñó a cultivar las especies vegetales importada de la península, llegando a producir cantidades de alimentos no sólo para el pueblo sino para llevar al mercado de la propia ciudad de Panamá.
Chepo se transformó en el granero de Panamá, y los productos chepanos proporcionaban óptimos beneficios a los aborígenes, así que el sistema comunitario no es una invención de los tiempos modernos ya que en Chepo existió a mediados del siglo XVI.
El mando administrativo recaía sobre un gobernador, un alguacil y los dos mandadores, las tierras eran repartidas por igual a las diversas familias que trabajaban en común por un sistema parecido al cooperativo de los Gunas, todos trabajaban para hacer una recolección comunitaria, si recogían más de doscientas fanegas de maíz al año, eran reunidas una casa almacén o depósito de allí se tomaba la cantidad necesaria para pagar al clérigo, que les atendía así como los gastos de la iglesia y el resto se repartía proporcionalmente entre las familias según el número de personas que la componían.
La comunidad tenía a la vez un hato de cuatrocientas reses, las cuales servían para la alimentación de la comunidad, matándose semanalmente una vaca y una ternera que eran repartidas entre los vecinos, además de estas propiedades comunes que eran atendidas alternativamente por todos los vecinos, cada uno disponía de una propiedad particular o privada con 4 o 10 vacas por familia y sus propias sementeras, todos hablaban el castellano, habiendo olvidado la lengua originaria poco a poco y vestían a la usanza española, con jubones (vestiduras que cubre desde los hombros hasta la cintura y ceñida ajustada al cuerpo) y zarigüeyas (especie de calzones anchos y en pliegue, como los que aún llevan la gente de valencia y Murcia) sin embargo armas combinadas defendiéndose unos con arco y flecha lanzas y macanas y otros con arcabuces, por permiso especial del gobernador ya que según las leyes sólo los aborígenes de confianza podían usar armas de fuego.
La vivienda se construían de ramas o cañas con techo de paja tenían crías de puerco, gallina y otras especies de aves de corral.
Las epidemias sin embargo fueron diezmando la población de Chepo y el año de 1,607 sólo habían 41 familias, de los cuales 35 eran casadas, 5 viudas y un 1 soltero, habían 6 mujeres viudas, 43 muchachos de varias edades y 30 niñas, además 7 mestizos casados con aborígenes, un español con una aborígenes y sus dos hijas.
JOSÉ MANUEL REVERTE.