Para la década del sesenta, ya se sentía la euforia en el pueblo por la llegada de las patronales de San Cristóbal, mucha gente llegaba de diferentes lugares, así como chepanos radicados en la capital, retornaban cada año a compartir con sus familiares y conocidos.
El señor Braulio «Brule» Robles, era el encargado todos los años de taquear el cañón, esa tarde ya lo había hecho con anticipación, y todos esperaban esa explosión que anunciaba la festividad, era tan fuerte, que todos los pueblos circunvecinos la llegaban a escuchar, pero aparentemente, el Mellizo Sánchez, se había pasado de tragos, se encontraba muy eufórico, alegre y quiso él mismo explotar el cañón; empezó a retaquearló nuevamente, sin saber que ya se había hecho previamente, le prende fuego a la mecha del cañón, en ese momento se dio la fuerte explosión, pero esta vez con mayor fuerza, el cañón exploto en pedazos, hubo una gran conmoción en el área, todos pensaban lo peor, el cuerpo de Mellizo estaba tendido en el piso, los que veían la escena pensaban lo peor, y de repente mellizo se levanta sacudiéndose el polvo de la pólvora, dice, «yo soy LACARACATACA», todos quedaron sorprendidos de cómo no perdió la vida en esa terrible explosión; los pedazos del cañón quedaron diseminados por todos lados, tanto así, que un pedazo entro a una casa por la ventana y salió por el otro lado, a una considerable distancia, no hubo pérdidas de vida ni heridos.
El señor Alejandro Gálvez, quien era soldador, pudo reparar la punta del cañón, es el que permanece en el parque hasta estos días.
El Cañón era del mismo tamaño de los que están aun en Portobelo, en Chepo habían barios para proteger al pueblo de los Bugue Bugue, Piratas y Corsarios, en el Fuerte San Miguel del Terable habían unos 5, suponemos que en el fuerte San Cristóbal, al igual que en Chepillo pero lamentablemente todos desaparecieron solo quedo el de la explosión.