ABUELO Y EL DUENDE QUE SE LO LLEVÓ

El Abuelo era un personaje muy conocido en el pueblo, esa historia se les contaban a todos los niños que se portaban mal, para que no se alejaran de sus casas, aquel niño creció se fue a vivir a Las Margaritas.

El caso de Ramón Ortega “Abuelo”, de madre chitreana y su padre chepano, es uno de las historias más increíbles, pero lo cierto es que sucedió y todo el pueblo fue testigo.

Este era un niño desobediente y muy malcriado, decía muchas palabras sucias.

Un día estando Abuelo jugando en sus años de infancia con un grupo de niños cerca de la iglesia, estos niños se dan cuenta de que abuelo no se encontraba con ellos y comienzan a buscarlo.

Pero la búsqueda se da sin éxito y lo dan por perdido, luego de dos días de intensa búsqueda, algunos pensaron que alguien se lo había llevado y podía ser un DUENDE.

Deciden sus padres llamar a la madrina de Abuelo, para que ayudaran a encontrarlo ya que según la tradición la madrina lo podía llamar y el aparecía; pero resulto inútil. Pero Para sorpresa de todos se corre una noticia en el pueblo que había aparecido, lo habían encontraron atrás del altar de la iglesia, pero le había sucedido algo extraño lo había dejado todo lleno de baba, aunque nadie se imagina cómo pudo suceder esto, que apareciera en ese lugar, los ruegos de sus padres y del pueblo hicieron que abuelo regresara, fueron días de angustia y todos estaban conmocionado, después que ese duende lo pudo encantar. 

El niño estaba asustado, temeroso a las preguntas que le hacían y cuando trató de hablar, se dan cuenta de que en la lengua tenía una cruz marcada; nadie se explicaba esa situación; cruz que todo el tiempo se le vio en su lengua. 

Con el tiempo Abuelo pudo decir, que un niño le hacía señas que él tenía mucho dinero y oro, que lo acompañara, él se lo llevo por donde le decían, El Torete “esto es donde queda hoy día La Pita #2 atrás de la casa de Catalino Guevara”, por una quebrada.

El Abuelo era un personaje muy conocido en el pueblo, esa historia se les contaban a todos los niños que se portaban mal, para que no se alejaran de sus casas, aquel niño creció se fue a vivir a Las Margaritas, donde jugaba bolas en la plaza y por mucho tiempo manejo Chiva hasta el puente Bayano. 

Nunca tuvo hijos, crio y reconoció a un indígena llamado Noy Ortega quien es guardia jubilado y vive en el Puente Bayano y tiene una tienda en ese lugar.

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